martes, 18 de noviembre de 2008

Las aulas a la calle

El movimiento estudiantil argentino habia alcanzado fama mundial alla por 1918 al lanzar su proclama revolucionaria y lograr que el gobierno radical de Yrigoyen aprobara la Ley Universitaria que contemplaba la autonomía, el cogobierno de docentes graduados y alumnos y la libertad de cátedra. Este conjunto de medidas conocidas como la Reforma Universitaria dieron un gran impulso a los altos estudios en la Argentina. La autonomía y el resto de las conquistas quedaron viertualmente suspendidas con el golpe de 1930 y prácticamente durante toda la "Década Infame".
Durante el decenio peronista la relación entre el estudiantado y el gobierno fue conflictiva y de mutua incomprensión. Pero gracias al mejoramiento de la situación económica del país y sociales de la población (logrado por el peronismo) llevo a que haya un aumento de matrículas y modificó la participación de los sectores populares en la vida universitaria, pero a la vez, las cuestiones ideológicas primaban a la hora del balance y la lectura ideológica de un estudiantado fundamentalmente de clase media que podía valorar o no los logros sociales del peronismo pero que sufría en carne propia la mala calidad académica y las persecuciones ideológicas permanentes. Con la llamada normalización de 1958 y la puesta en vigor de los postulados de la Reforma, la Universidad vive uno de sus períodos mas gloriosos que se prolongará hasta el golpe militar de 1966. La rebelión juvenil de los 60 llegará a la Argentina y asumirá características propias.
Las universidades y los colegios secundarios se convertirán en fértiles ámbitos de acción y discusión política y se acortará cada vez más la distancia entre la intelectualidad y la realidad nacional cotidiana al entender que la lucha es misma y lanza una consigna que sonará muy fuerte en las calles de París en Mayo de 1968 y Córdoba en mayo de 1969, "Obreros y estudiantes, unidos y adelante".

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